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Nicanor Parra

EL REMORDIMIENTO

He cometido el peor de los pecados que un hombre puede cometer.No he sido feliz.Que los glaciares del olvido me arrastren y me pierdan, despiadados.Mis padres me engendraron para el juego arriesgado y hermoso de la vida, para la tierra, el agua, el aire, el fuego.Los defraudé.No fui feliz.Cumplida   no fue su joven voluntad. Mi mente se aplicó a las simétricas porfías del arte, que entreteje naderías.Me legaron valor. No fui valiente.No me abandona.Siempre está a mi lado La sombra de haber sido un desdichado.

Nicanor Parra

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Leopoldo Panero

 

LA SERENA TRISTEZA Y EL DOLOR-DEL HOMBRE

 No sé de donde brota la tristeza que tengo.

Mi dolor se arrodilla, como el tronco de un sauce,

sobre el agua del tiempo, por donde voy y vengo,

casi fuera de madre, derramado en el cauce.

Lo mejor de mi vida es el dolor.

Tú sabes como soy.

Tú levantas esta carne que es mía.

Tú esta luz que sonrosa las alas de las aves,

Tú esta noble tristeza que llaman alegría.

 ¡ Cómo el último rezo de un niño que se duerme,

y con la voz nublada de sueño y de pureza

se vuelve hacia el silencio,

yo quisiera volverme hacia Ti,

y en tus manos desmayar mi cabeza !

 Soy el huésped del tiempo,

soy, Señor, caminante que se borra en el bosque

y en la sombra tropieza,

tapado por la nieve lenta de cada instante,

mientras busco el camino que no acaba ni empieza.

 Soy el hombre desnudo.

Soy el que nada tiene.

Soy siempre el arrojado del propio paraíso.

Soy el que tiene frío de si mismo.

El que viene cargado con el peso de todo lo que quiso.

 Lo mejor de mi vida es el dolor.

¡ Oh lumbre seca de la material !

¡ Oh racimo estrujado !

haz de mi pecho un lago de clara mansedumbre.

¡ Señor, Señor!

Desata mi cuerpo maniatado.

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Martí i Pol

Un día estaré muerto…

Un día estaré muerto
y aún quedará la tarde
en la paz de los caminos,
en los verdes sembrados,
en los pájaros y el aire
quietamente amigo,
y en el paso de esos hombres
que desconozco y que amo.
Un día estaré muerto
y aún quedará la tarde
en los ojos de la mujer
que se acerca y me besa,
en la música antigua
de cualquier tonada,
o aún en un objeto,
el más íntimo y claro,
o puede que en mis versos.
Decidme qué prodigio
hace a la tarde tan dulce
y tan intensa a la vez,
y a qué prado o a qué nube
he de atribuir mi gozo;
porque me sé perdurable
en cuanto me rodea,
y sé que alguien, en el tiempo,
conservará mi recuerdo.

De “Palabras al viento”
Versión de Adolfo García Ortega
Un día estaré muerto…

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-o-

Lope de Vega

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Ir y quedarse

 

Ir y quedarse, y con quedar partirse, 
partir sin alma y ir con alma ajena, 
oír la dulce voz de una sirena 
y no poder del árbol desasirse;

arder como la vela y consumirse 
haciendo torres sobre tierna arena; 
caer de un cielo, y ser demonio en pena, 
y de serlo jamás arrepentirse;

hablar entre las mudas soledades, 
pedir pues resta sobre fe paciencia, 
y lo que es temporal llamar eterno;

creer sospechas y negar verdades, 
es lo que llaman en el mundo ausencia, 
fuego en el alma, y en la vida infierno.

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-o-

Habré de levantar la vasta vida
que aún ahora es tu espejo:
cada mañana habré de reconstruirla.
Desde que te alejaste,
cuántos lugares se han tornado vanos
y sin sentido, iguales
a luces en el día.
Tardes que fueron nicho de tu imagen,
músicas en que siempre me aguardabas,
palabras de aquel tiempo,
yo tendré que quebrarlas con mis manos.
¿En qué hondonada esconderé mi alma
para que no vea tu ausencia
que como un sol terrible, sin ocaso,
brilla definitiva y despiadada?
Tu ausencia me rodea
como la cuerda a la garganta,
el mar al que se hunde.