Lo humano y su expresión estética
Para emprender proyectos usamos ideas gráficas mentales, como si fueran bocetos previos, para crear un camino bien definido que nos ayude a culminar en un objeto (en este caso una lápida). Estos bocetos, no solo definen un proceso de trabajo, sino que establecen una metodología vital. Como una forma de establecerse en nuestro entorno.
Cuando recibimos encargos de lápidas hemos notado ese anhelo de expresar bien, todo un recorrido vital común con la persona fallecida. Cuando pedimos datos de la persona fallecida que nos puedan ayudar a realizar bocetos, los familiares hacen un recorrido vital/mental que los lleva a rememorar toda una vida con esa persona, pero solo nos dicen una o dos actividades o hobbys que hacía habitualmente. A los pocos días nos llaman para contarnos más cosas relacionadas con el boceto, algo que quieren cambiar porque no les parece adecuado a su personalidad… cambiar el tono del texto… o que le pongamos otras flores a ver como queda… ya que a él/ella le gustaban…
Es muy difícil expresar en tan poco espacio ( lápida) la vida de una persona, ni nosotros mismos podemos expresar bien ¡¡ con palabras ¡¡ la nuestra. Incluso cuando descargamos sentencias absolutas sobre como somos o lo que nos gusta estamos escondiendo matices importantes de nuestros verdaderos sentimientos que no sabemos expresar bien y que son vitales para nosotros.
En el pequeño espacio que es una lápida tenemos que intentar, con lo mínimo, definir el sentimiento que la persona que nos encarga el trabajo tiene de su ser querido. Es imposible reflejar a la persona fallecida tal cual era, sino la imagen y el recuerdo de esa persona a través de la mirada de su familiar. Nuestro trabajo es hacer lápidas para los familiares que intenten definir esa relación vital conjunta que crearon con el tiempo y que tanto afecto y amor generó. Para ello necesitamos establecer una relación muy empática con los familiares, crear confianza y fluidez en el trato para que surjan, de forma espontánea, los recuerdos y las vivencias más vitales y emotivas.
Al final las decisiones van configurando el diseño en sus detalles más sutiles y vemos como esas flores grabadas consiguen estar en su sitio y el nombre recupera espacio y adquiere protagonismo con sus curvas prolongadas, poco a poco se va creando un recorrido visual y circular desde la rama de olivo que nos muestra el camino hasta la fotocerámica y el nombre, pasando por el búcaro y adentrándose por las fechas hasta los apellidos y vuelta a empezar en un sinfín eterno en el que cada recorrido es un recuerdo más, un momento revivido y recordado que nos reconforta y nos ayuda a pasar el duelo en compañía.