SIETE GUERREROS NORTUMBRIOS

Investigación sobre la lápida de Borges

Lápida, tallada en piedra gris de Punilla, Argentina, del escritor Jorge Luis Borges

Vista frontal – La lápida de Borges, en el cementerio de Plainpalais, Ginebra, Suiza

 

Lápida de Jorge Luis Borges en Ginebra,

Aunque ya no se trata de nuevos cuentos o poemas, sino de ensayos, tesis e investigaciones escritas por gran cantidad de autores, el inagotable personaje de Jorge Luis Borges sigue generando material. Porque ya no caben dudas: Borges hizo de sí mismo un personaje, que coincide pero también excede al autor de su obra. El último de ellos es el que el investigador argentino Martín Hadis devela en su nuevo libro Siete guerreros nortumbrios: el significado de las imágenes e inscripciones que componen la lápida que señala el sitio en el que el escritor fue enterrado en el cementerio de Ginebra, Suiza, en 1986.

No es el primero de los trabajos que Hadis le ha dedicado a Jorge Luis Borges. Ya en Literatos y excéntricos, el autor descendía por la rama inglesa del árbol genealógico del autor de Ficciones. Esa y otras investigaciones lo fueron acercando al enigma de la lápida. “A través de ellas fui entendiendo a Borges más profundamente y por ende, sumando elementos para descifrar el código tallado en la roca”, afirma Hadis. “Este libro está basado en la convergencia de toda esa información y es el resultado de dos décadas de estudio y análisis”. Trabajo que, según él mismo concede, no ha sido sencillo: “logré romper el código hace unos dos años y recién ahí comencé a escribirlo”.

El título refiere a los siete guerreros tallados en la cara anterior de la lápida, realizada por el escultor argentino Eduardo Longato según un diseño hecho por la viuda del escritor, María Kodama. El anverso de la piedra se completa con una frase en inglés antiguo y una cruz celta, mientras que su reverso presenta la imagen de una embarcación vikinga y otras dos frases, una escrita en escandinavo y la otra, una dedicatoria: “De Ulrica a Javier Otárola”. Hadis acepta que cada uno de esos elementos que componen la piedra “son borgeanos, aunque no tan obvios como los laberintos o los tigres”, por lo tanto no tan sencillos de rastrear dentro de su obra formal. “No están ‘expuestos’ en la obra, sino enhebrados en ella. No diría que me sorprenden los elementos en sí; lo que causa asombro es la curiosa armonía que existe entre ellos, cómo resuenan entre sí y la cadena infinita de alusiones que estos inician hacia la vida y la obra de Borges.”

tumba de Borges tallada en piedra gris de Punilla

La lápida de Borges, en el cementerio de Plainpalais, Ginebra, Suiza

 

Sin embargo, aunque casi no refieran a ninguno de sus textos en verso o en prosa, el conjunto de esos elementos innegable- mente refieren al Borges más íntimo. “Esos símbolos y frases apuntan directamente al núcleo de su obra y sus pasiones centrales: el coraje, el destino, la erudición y los idiomas”, continúa el investigador. Según Hadis, “Borges describe la escultura de los siete guerreros ya en 1951, en su libro Antiguas literaturas germánicas. La frase que figura debajo de ellos pertenece a un poema sajón del siglo X (‘La batalla de Maldon’), mientras que una de las frases del reverso es el epígrafe ‘Ulrica, uno de sus cuentos’. La otra pertenece a un poema épico de origen islandés.”

La escritura de Siete guerreros nortumbrios demandó a Hadis una exploración laboriosa, ya que no sólo se trató de la búsqueda exhaustiva del origen de cada frase o el significado de cada figura, sino que “es el resultado de años de esfuerzo y aprendizajes diversos, y de tres décadas de leer a Borges asociándolo a todas las disciplinas que estudié estos años”. Un trabajo al borde de la obsesión, que ha dado como resultado este libro complejo que los lectores de Borges sabrán disfrutar con gratitud.

Como recompensa adicional, el esfuerzo tuvo para Martín Hadis un valor agregado insuperable: visitar en persona la tumba de Borges en Suiza. “Lo hice en 2001 y fue raro estar ahí: leer los textos en inglés y nórdico antiguo en la roca, y ver esas imágenes que, a pesar de su origen sajón y vikingo remiten en el contexto de la obra de Borges a la Argentina. La sensación fue de estar fuera del espacio y del tiempo.” Una experiencia a la que los lectores del gran escritor argentino están habituados, pero que no deja de maravillar y sorprender. Muerto, Borges sigue siendo un enigma a resolver.

 

 

Una lápida compleja

La lápida erigida sobre los restos mortales de Borges es curiosa y complicada, sólo accesible a las pocas personas con conocimientos de las antiguas lenguas nórdicas y de sus literaturas. La ejecutó el escultor argentino Eduardo Longato en piedra gris de Punilla. En una de las caras están grabados los dos versos, tomados del capítulo veintisiete de la Völsunga Saga (saga noruega del siglo XIII): «Hann tekr suerthit Gram okk / leggr i methal theira berb», o sea, «El tomó su espada, Gram, y colocó el metal desnudo entre los dos», que -ya lo señalamos- Borges puso de acápite en su cuento «Ulrica», incluido en El libro de arena (1975). Los versos aluden a las tres noches que el héroe, Sigurd, comparte el lecho con Brynhild. El héroe, para no tocarla, coloca la espada entre ambos. (Las espadas en los viejos textos tenían su propio nombre; ésta se llamaba Gram.) Debajo de los versos, puede leerse, también grabado en la piedra de Punilla «De Ulrica a Javier Otárola». Javier Otárola es el protagonista del cuento «UI-rica».) La piedra se completa con una nave vikinga de vela desplegada (¿será la nave ritual hecha con las uñas de los muertos que lleva a los héroes de las sagas a su destino de sombra?). En el reverso, arriba, se lee el nombre completo del escritor, algo más abajo en un medallón aparecen ocho guerreros. Las armas que portan, alzadas sobre sus cabezas, están rotas y la inscripción nos avisa: «And ne forthedon na» («las puertas del cielo se abrieron hacia él»). Finalmente, se grabó en la cara una pequeña cruz de Gales y a su derecha: «1899-1986». El pedido de Borges: «Sólo pido / Las dos abstractas fechas y el olvido» no fue tenido en cuenta.

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